Lui y su amigo desayunaban juntos antes de ir a la biblioteca para investigar sobre las tribus africanas, ya que ambos estudiaban antropología.
Lui era versado en las artes adivinatorias gracias a la influencia de su abuela que le enseñó a leer el café, el té y hasta ver mensajes en un plato de avena,
–¿Qué ves en mi plato? Le preguntó el amigo.
–Veo en tu plato un 666! –respondió Lui
–Jajaja, tu siempre viendo todo negro, yo en cambio veo un 999 –respondió el amigo, y ambos rieron.
Ya en la biblioteca, Lui se topó con un libro que tenía un broche formado por un haz de flechas que señalaban a todas direcciones. Cuando lo abrió, una pieza de papel se deslizó. Se trataba de una ficha de biblioteca con más de cien años de antiguedad. Asombrado, Lui le muestró el libro a la encargada de la biblioteca quien le dijo que no veía ese simbolo desde que era niña, cuando iba a la antigua sede de la biblioteca, un lugar que esta clausurado desde hace muchos años y al que está prohibido acercarse.
Lui no pudo sacarse de su cerebro la imagen del haz de flechas, por lo que decidió investigar el asunto y convenció a su amigo para ir a hurtadillas al sitio abandonado.
Era de noche. El lugar estaba apartado del resto de edificios que componenían la universidad. Lucía bastante abandonado, casi en escombros. Se adentraron y lograron divisar una pared de piedra sobre la que reconocieron el simbolo y lo compararon con haz de flechas que Lui había dibujado en un papel imitando el broche del viejo libro. Al tocar el simbolo en la pared, éste se hundió en la piedra (como un botón) produciendo un fuerte crujido. Ante los atónitos ojos de Lui y su amigo apareció una puerta escondida que conducía a un pasadizo secreto, y sin pensanrlo, ambos entraron. Y cuando la puerta se cierró tras de ellos, quedaron sumidos en una oscuridad absoluta.
Instintivamente, el amigo de Lui sacó un encendedor de su bolsillo, pero la diminuta llama no les permitía ver lo suficiente para orientarse. Así que Lui enciendió la hoja donde tenía el dibujo del símbolo para utilizarla como antorcha. Solo vieron un par de esqueletos que yacían sobre el suelo, antes que la llama se extinguiera al consumir el poco oxígeno que quedaba en el lugar.
E.T.